viernes, 15 de septiembre de 2017

Diálogo en Dominicana: “fotografía” a cambio de elecciones presidenciales

Rosales y Borges, en la imagen que levantó una polvareda en redes sociales


La negociación avanza. Las delegaciones de gobierno y oposición reunidas en Santo Domingo entre miércoles y jueves acordaron “la definición de una agenda de los grandes problemas de Venezuela”, así como “una comisión de países amigos que fungirán como una comisión de seguimiento, que está integrada por México, Chile, Bolivia y Nicaragua”, según anunciaron el anfitrión y presidente de República Dominicana, Danilo Medina, y el expresidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero.

Otro detalle relevante: la próxima cita ya tiene fecha, será el miércoles 27 de septiembre. “La reunión de ayer (miércoles) fue buena y la de hoy (jueves) fue mejor”, celebró Medina. “Creo que esta ha sido la oportunidad en que de manera más firme y de manera clara nos hemos acercado a un acuerdo”, manifestó el alcalde Jorge Rodríguez a nombre del régimen chavista. “La postura presentada en este acercamiento reafirmó nuestro compromiso de construir mecanismos para una solución política a la crisis”, señaló la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) a través de un comunicado.

Los progresos obtenidos en estas jornadas contrastan con el fracaso sufrido hace apenas ocho semanas, cuando las partes –con la mediación de Zapatero- procuraron un entendimiento que evitara el estallido de esa bomba conocida como Asamblea Constituyente.

Sin nada

La tarde del jueves 27 de julio, dirigentes de la Unidad y el expresidente Zapatero seguían con atención el discurso de cierre de campaña del presidente Nicolás Maduro en la avenida Bolívar de Caracas. Esperaban un gesto, una palabra que oxigenara la negociación que habían adelantado en las horas previas a la elección de la Constituyente. Sin embargo, lejos de extender su mano abierta, el Jefe de Estado asestó un puñetazo.

“El diálogo no tenía vida. Lo más conmovedor de todo es que aquel jueves en la tarde algunos compañeros de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) seguían empeñados en afirmar que en el mitin de la avenida Bolívar, Maduro iba a suspender la Constituyente. Y luego comían casquillo con lo de dialogar en las 48 horas antes de la elección”, ironizaba un jerarca de la alianza.

El chavismo, con Jorge Rodríguez a la cabeza, había descartado suspender la elección de la Constituyente por el “alto costo político” que acarrearía esa decisión entre sus bases. Pero sí estaba en consideración la posibilidad de ponerle “límites” a esa Constituyente para que respetara a los poderes constituidos (Parlamento y Fiscalía), el establecimiento de un grupo de amigos con la intervención de, al menos, cuatro gobiernos extranjeros, y la eventual publicación de un cronograma electoral.

El líder de la revolución mandó todo al demonio. Ratificó el carácter plenipotenciario de la Constituyente e invitó cordialmente a dialogar a sus adversarios tras ponerles una pistola en el pecho. “Yo le propongo a la oposición que abandone el camino insurreccional, que vuelva a la Constitución e instalemos en las próximas horas, antes de la elección e instalación de la Constituyente, una mesa de diálogo (…) si no fuera así, yo le entregaría a la Constituyente todo el poder de convocar, de manera obligatoria, un diálogo nacional de paz, con una ley constitucional, de obligación entre las partes”, espetó el dignatario.

Antes de desembocar en una nueva decepción, las partes exploraron vías de entendimiento. El chavismo habría solicitado a la Unidad ayudar a “frenar” las sanciones de Estados Unidos y la comunidad internacional, a cambio de abortar la Constituyente. Revisaron los temas acostumbrados: liberación de presos políticos, “comisión de la verdad”, respeto a la Asamblea Nacional y cronograma electoral. Incluso, surgieron fechas para las presidenciales de 2018: la MUD apostaba por el 8 de julio, mientras el oficialismo prefería el 8 de octubre.

El Ejecutivo habría asomado un pacto de no agresión entre el Poder Legislativo y el Tribunal Supremo de Justicia, para que ambos se reconocieran y facilitaran la aprobación de medidas económicas como créditos y endeudamiento. Y, para remate, quería que la Cámara lo ayudara a guillotinar legalmente a la fiscal general, Luis Ortega Díaz, cosa que fue rechazada de plano por la oposición.

El esfuerzo devino frustración. Hasta el solidario Zapatero dejó colar su malestar en un comunicado que irritó a Maduro. La Constituyente se instaló y cambió – para peor- las reglas del juego. Sin embargo, la realidad se impone y acerca nuevamente a los adversarios. La presión de la comunidad internacional, la agudización de la crisis económica y la profundización del choque político, llevan a ese náufrago llamado diálogo a buscar su salvación en una isla del Caribe.

¿Y ahora?

La historia continúa en República Dominicana. Por el chavismo, Roy Chaderton y Jorge y Delcy Rodríguez. Por la oposición, Julio Borges y Eudoro González (Primero Justicia), Timoteo Zambrano y Manuel Rosales (Un Nuevo Tiempo), Luis Florido y Gustavo Velásquez (Voluntad Popular) y el ex rector del Consejo Nacional Electoral, Vicente Díaz, especie de “secretario político” del G4 (PJ, UNT, VP y Acción Democrática).

¿Y los adecos? Ausentes. La razón oficial es que su delegado, Luis Aquiles Moreno, también los representa ante la comisión de primarias de la MUD, en el ojo del huracán por los resultados en los estados Aragua y Amazonas. “Luis Aquiles tiene cosas más importantes que hacer aquí antes que ir a hablar pistoladas con el presidente de República Dominicana”, espetó el secretario general de AD, Henry Ramos Allup, este miércoles en la celebración del 76 aniversario de su partido.

Como en casi todo, cada miembro de la Unidad tiene su propia visión sobre el diálogo. Voluntad Popular ha ido modificando su posición, desde mantenerse al margen de los contactos hasta participar activamente. Al sacarlo de la cárcel y enviarlo a su casa, donde cumple arresto domiciliario, el gobierno convirtió a Leopoldo López en un actor fundamental de este proceso en las últimas semanas.

El gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski, siempre destaca la importancia del diálogo; no obstante, él mismo se encargó de bloquear el acuerdo que se intentó antes de las elecciones de la Constituyente. Capriles Radonski se negaba en redondo a aceptar un pacto que pasara por reconocer la Constituyente. “Una cosa es ceder y otra muy distinta entregarnos”, habría advertido el dirigente de PJ.

Para el chavismo, esa es la palabra clave: reconocimiento. Por eso insisten en la creación de una “comisión paritaria” conformada por diputados y constituyentes, donde se abordarían los temas más espinosos del conflicto nacional. “Maduro quiere ‘la foto’ con la oposición para mostrársela al mundo y frenar las sanciones internacionales, que lo reconozcamos como Presidente y dejemos que cumpla la totalidad de su mandato”, indica un vocero de la MUD que respalda las negociaciones.

La Unidad ha expuesto reiteradamente sus exigencias. Con la comunidad internacional a su favor, Borges sostiene que es el momento para recuperar las competencias del Parlamento. Sin perder de vista los presos políticos y el canal humanitario, tienen claro que la prioridad es ponerle fecha a las presidenciales de 2018 para allanar el camino hacia el cambio.

“La renovación equilibrada del CNE, el establecimiento de un cronograma electoral con garantías de pulcritud, sin inhabilitados, fechas precisas, incluyendo la elección presidencial, y una calificada observación internacional”, subraya el comunicado de la MUD como el primero de los “puntos indispensables que deben forma parte de cualquier negociación y eventual acuerdo”.

Ambas delegaciones llegaron a República Dominicana en aprietos. La oposición tiene encima el azote de la Constituyente. También está la censura de la opinión pública. Antes de trasladarse a Santo Domingo, Borges habría discutido con algunos de sus compañeros la conveniencia de asistir a ese encuentro, ante la inminencia de las elecciones regionales del 15 de octubre.


El gobierno, por su parte, carga con el repudio de Occidente y la destrucción de la economía. Un diputado de la MUD asegura que el régimen chavista “sí está dispuesto a negociar”, pero subraya la necesidad de ofrecerle garantías. “El TSJ es el seguro de vida del oficialismo, por eso no lo tocamos ahora”, explica. Para las expectativas del diálogo, lo bueno es lo malo que esto se está poniendo.

Nota publicada en El Estímulo

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